- Una de las zonas más activas en la historia de Chile, hoy se abre al turismo con esta denominada “Ruta del Cobre”, que busca mostrar este legado tanto al turista nacional como extranjero que llega hasta aquí. Todo esto es acompañado por una nutrida oferta hotelera y culinaria. Una experiencia que envuelve los sentidos, enriqueciendo el acervo cultural.
Por Jorge Ricci Avalos
La VI región tiene una serie de atractivos a la vista y otros no tanto, que se suman al patrimonio inherente de la zona. Uno de estos activos es Sewell, que es la antigua ciudad minera emplazada a unos 2.140 metros de altitud en las instalaciones de Codelco.
Por estos motivos la Municipalidad de Machalí en conjunto con la Universidad San Sebastián ejecutaron este proyecto denominado “Ruta del Cobre” siendo financiado a través del Fondo de Innovación para la competitividad del Gobierno regional de O’Higgins. Si bien es cierto que está apenas iniciando promete captar la atención de miles de turistas que buscan experiencias nuevas.
“La idea de este proyecto es generar un destino turístico potente y alternativo desde Cachapoal a Machalí. Hoy en día tenernos atractivos importantes en la zona como es el caso de Sewell o la Reserva Nacional Río Los Cipreses. Ahora bien, lo que busca esta Ruta del Cobre es ir uniendo estos activos”, comenta Santiago Fernández, profesional del equipo de la Universidad San Sebastián.
En el circuito que comprende Rancagua, Machalí, Coya y Cauquenes se pueden descubrir impresionantes lugares como es el caso de Sewell, la primera ciudad industrial de cobre en Chile.
Sewell fue declarado monumento nacional en 1998, además de Patrimonio de la Humanidad por el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco, el 13 de junio de 2006.
Fue una ciudad minera a la que legaron a vivir unas 15.000 personas produciéndose un intercambio cultural entre norteamericanos y chilenos que trabajaban con cobre alta pureza.
Pese a que ya no vive su apogeo, la ciudad se conserva esplendorosa gracias a los cuidados que se le han ido dando. Por estos días se conservan 24 edificios no industriales (que corresponden a vivienda y equipamiento), con una superficie total de 38.000m2, pero eso no es todo, ya que se le deben sumar 63 edifcios industriales con una superficie total de 44.000 m2
En esta urbe cuprífera había de todo: un cine, piscina olímpica, salón de bolos, un museo y pór supuesto que una Iglesia. Hoy todo se encuentra en perfectas condiciones gracias al trabajo de restauración que se ha hecho aquí-.
“El objetivo de nuestro trabajo es la administración sostenible y financiera del lugar, donde se ha hecho un importante trabajo de restauración y mantenimiento. La ciudad se ha mantenido en el tiempo con una arquitectura funcional pero que es realmente sorprendente porque uno de los objetivos que se busca es de alguna forma mantener viva esta herencia cultural”, explica Felipe Ravinet, Director Ejecutivo de la Fundación Sewell.
A lo que agrega que “hoy queda en pie el 38% de la superficie que existía en los años sesenta”.
Pero no todo se trata de este patrimonial recinto, sino que también a unos kilómetros se puede visitar el Campamento Americano de Coya, donde funciona la escuela de orfebrería, donde se imparte un curso en el que se enseña a los alumnos a trabajar este valioso material.
“El trabajo que se realiza aquí se puede realizar gracias al aporte financiero de entidades públicas y privadas como la Pro O’Higgins, además de recursos obtenidos por los propios cursos de capacitación”, cuenta Aracelly Tapia. encargada del área de emprendimiento.
Sin embargo, para quienes gustan de la naturaleza esta la oportunidad de visitar la Reserva nacional Río Los Cipreses, que se extiende en una superficie de 36.882,5 hectáreas, donde se pueden hacer actividades como camping o trekking y desde luego que una vuelta obligada por su museo.
Capacidad hotelera y buena mesa
Son 2 elementos que se mezclan casi de forma perfecta en la región, puesto que ostenta una nutrida oferta hotelera con exponentes como el Hotel Termas de Cauquenes, con una rica historia, o el Piedra Verde.
Y como ya es una sabrosa tradición, el hotel Termas de Cauquenes tiene una variada oferta gastronómica donde por ejemplo se puede pedir un filete de res lardada, envuelto en tocino con papas espirales y decorada con una galleta de queso parmesano.
Plato que además se puede acompañar con un Cheesecake de Maracuyá que forma parte de la pastelería elaborada en el propio restaurant.
“Se trabaja una carta con productos de la zona, muy enfocada en pescados, maricos y carnes, respetando las preparaciones y sabores más clásicos a la vez que tradicionales de la región, pero también hay espacio para la innovación” , menciona Manuel Ponce, chef del hotel.
También hay una preocupación por cocinar de forma sustentable, donde la premisa es “tratar de tener las menos pérdidas posibles entre otras acciones”, dice el chef.
Piedra Verde
No obstante, en la región se tiene alternativas de alojamiento como el hotel Piedra Verde, que se emplaza en Machalí y que debe su nombre a uno de los estados naturales donde el metal tiene color verde.
El lugar cuenta con una capacidad de alrededor de unos 90 pasajeros, respondiendo a una apuesta que busca cautivar a un segmento corporativo pero que también puede encantar al turista que llegan a visitar la VI región.
Apenas llegar al recinto se puede notar un trabajo estético y de paisajismo, lo que está en sintonía con sus 4 estrellas. Dentro de este trabajo arquitectónico al detalle destaca un túnel de luz que conecta las 60 habitaciones además de otras dependencias.
En cuanto a qué comer, su cocina se especializa en carnes y pastas, las cuales son de elaboración propia, lo que va desde un plato de Fettuccine, sorrentinos hasta la Lasagna Por otra parte, en carnes se sirve bastante el lomo vetado o una sobre costilla y sale mucho una reineta con mantequilla. Todo esto se complementa con una buena barra.
Quizás se hecha de menos un ascensor pero las normativas vigentes no permiten edificar sobrepasar los 7,5 metros de altura.
Sello sustentable
Aquí se recicla la mayor cantidad de desechos que se puede, entregándolos a empresas de reciclaje que las retiran en el mismo hotel. Además hay paneles termosolares para poder contar con un proceso limpio en el calentado del agua,
Las habitaciones fueron construidas con sensores de ocupación que funcionan con una tarjeta “Después de abrir la puerta, la tarjeta se deposita en un receptor ubicado en la pared de la entrada, lo que activa la habitación, permitiendo prender luces, televisión, etc. Pero cuando se retira la tarjeta de ese lugar, todo se apaga automáticamente, evitando gasto innecesario de electricidad”, explica María José Barrios, asistente de ventas y marketing
La gastronomía ha jugado un papel clave en esta nueva “Ruta del Cobre”, sumando varias paradas obligadas en su camino. Una de estas es el restaurant Il Peccato, donde su dueña Francisca Mercado dice que “que nuestro restaurant no se caracteriza por ser de comida chilena pero si le damos un toque nacional a todas nuestras preparaciones, ya que contamos con carne mechada pero esta va acompañada de una salsa comodoro”.
Pero aquí se logra una perfecta combinación entre patrimonio y gastronomía, ya que en la Casona de Machali tiene su hogar el restaurant Il Peccato, lugar que como pocos le hace un verdadero honor a su nombre, debido a su exquisitas pastas, donde las variedades de pizzas de autor ocupan un lugar importante en su carta.
Una vez sentado a la mesa se puede pedir un Tagliatelle con salsa de mariscos al cilantro con un toque de crema o una salsa de 4 quesos -pasta italiana importada-, muy similar a los Fettuccine pero más gruesa y aplanada.
“Nuestra idea es contar con productos que no estén en todos los restaurant, que se pueda marcar una diferencia. Es comida que invita al recuerdo a trasportarse a otro lugar como si se tratara de un viaje”, dice la chef.
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