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CARMENÈRE: LA HISTORIA DE LA CEPA EXTINTA QUE SE REDESCUBRE EN CHILE

  • Durante el siglo XIX fue una de las variedades más plantadas en Burdeos, Francia. Sin embargo, desapareció tras una plaga que atacó a los viñedos, hasta su resurgimiento en terroirs chilenos en el siglo XX.

El 24 de noviembre se celebra el Día Mundial del Carmenère, cepa que se creía extinta en el siglo XIX, y que gracias a las condiciones geográficas de Chile pudo conservarse hasta el día de hoy, como una de las variedades más destacadas y también una de las más consumidas.

El Carmenère tiene su origen en el sur de Francia, en la zona de Burdeos, en donde era una de las variedades más plantadas hasta que la plaga de la filoxera de la vid, un insecto que la atacó fuertemente y provocó prácticamente su extinción. Tras más de 130 años, es redescubierta en Chile por el ampelógrafo francés Jean Michel Boursiquot.

El enólogo de Viña Tarapacá, Sebastián Ruiz, sostiene que “lo más importante es la historia y redescubrimiento de una variedad perdida durante décadas, que posee un valor enológico impresionante como el que es posible ver hoy en día, y que destaca su calidad organoléptica”. El resurgimiento marcó a la industria vitivinícola nacional.

Durante el siglo XX, antes de su redescubrimiento, se confundió con merlot, por mucho tiempo llamado el “merlot chileno” que se caracterizaba por sus hojas de color carmín, y las cuales fueron claves para conocer su verdadero origen. Desde entonces el carmenère chileno es una de las cepas más emblemáticas del país, que es uno de los pocos lugares en el mundo en donde se cultiva.

Un aroma y sabor único

Según el experto de Viña Tarapacá, en general, el carmenère se caracteriza por su color rojo intenso, y aromáticamente es muy fácil de reconocerlo debido a que es especiado, con notas de eneldo, canela, pimienta y fruta negra. En boca es muy elegante, y posee taninos redondos, suaves y una rica textura.

“Se diferencia de otras cepas por su elegancia y suavidad en boca, y los taninos suaves y redondos que generan mucho placer en el consumo. También por su identidad, es muy fácil identificar el carmenère respecto a otras cepas por los aromas a especias, frutas negras, lo balsámico, ese sello propio del carmenère que es el vegetal fresco”, comenta Ruiz.

En Viña Tarapacá esta cepa es de gran importancia, y el enólogo agrega que: “El potencial de calidad de esta cepa en el Fundo Tarapacá, ubicado en el Valle del Maipo, es increíble. Nosotros hacemos el Tarapacá Gran Reserva Etiqueta Negra Carmenère con uva de nuestro fundo, entregando al vino una calidad, textura, elegancia y profundidad muy relevante. Además es posible encontrar esta variedad en todas nuestras líneas, en el varietal, reserva, gran reserva”.

El maridaje del carmenère es amplio y transversal, puede acompañarse perfectamente con pescados grasos como atún y mero, pastas con salsas boloñesa, alfredo o pesto, así como también con carnes blancas y rojas, y legumbres como lentejas, garbanzos, entre otras. Además, quesos como el gruyère, parmesano, entre otros.

Sobre el autor

Jorge Ricci

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