El vino es una de las principales producciones de nuestro país. Reconocido en el mundo entero por su calidad, Chile es el cuarto exportador de vinos a nivel mundial y ha tenido una expansión relativamente rápida en los últimos años, principalmente por el incrementos del consumo en mercados emergentes como China, Corea del Sur, Malasia y otros países asiáticos.
Con 150 mil hectáreas de viñedos y una exportación de 900 millones de litros a más de 150 países del orbe, según las estadísticas 2016, el crecimiento sostenido de la industria ha impulsado a los productores a incorporar nuevas tecnologías, explorar nuevos territorios, así como también a establecer nuevas formas de producción a raíz de los cambios climáticos.
En medio de esta creciente y exitosa industria, se puede apreciar un resurgimiento de valles y cepas patrimoniales que por décadas estuvieron rezagados. Hoy no son pocos los pequeños y grandes productores que se dedican al rescate de las cepas patrimoniales, en su mayoría llamada País y proveniente de cerca de 15.000 hectáreas plantadas a partir del siglo XVI. Estos pequeños productores muchas veces utilizan métodos ancestrales de vinificación, heredados de generación en generación, de elaboración sencilla, sin agregar químicos, que permiten obtener un vino de cuidada calidad, de sabor único y con historia.
El auge de las cepas patrimoniales ha permitido agregar valor, identidad territorial y diversidad a la ya extraordinariamente atractiva oferta de vinos chilenos en el mundo, permitiendo que pequeños productores ingresen al mercado y de paso puedan mejorar el valor de su materia prima.
Es así como han surgido varias iniciativas estatales y privadas en pos del realce de estos métodos ancestrales, para preservar un patrimonio humano y vegetal de un valor inconmensurable para la vitivinicultura nacional y mundial, toda vez que al no existir la peste de la filoxera en Chile, este es probablemente el único territorio donde estas cepas aún pueden cultivarse a pie franco. Adicionalmente es una actividad completamente descentralizadora ya que al encontrar futuro en la tierras heredadas de sus ancestros y obtenido un producto exportable de alto valor agregado, las nuevas generaciones permanecerán en las regiones vitícolas.
Sumándose a este desafío el prestigiosos concurso Catad’Or organizará entre el 1 y 4 de diciembre de 2017 el 1er Catad’Or Ancestral Wine Awards, el inédito certamen de carácter internacional y exclusivo para pequeños productores y de cepas patrimoniales tendrá su sede en la región del Bío Bío, y será lanzado el próximo 2 de noviembre con una conferencia en el Hotel Radisson Petra de Concepción.
El evento convocará a un selecto jurado nacional e internacional de Asia, Europa, EE.UU y Sudamérica; todos mercados consumidores y productores de relevancia para la industria vitivinícola. Los jurados son reconocidas y respetadas voces en sus respectivos países, construyendo prestigio y generando publicaciones, oportunidades y contactos de negocios para los viñateros.
Catad’Or Wine Awards, con 22 años de trayectoria y avalado por la experiencia y seriedad de sus profesionales así como por la industria vitivinícola, es el concurso más importante y de mayor repercusión en el Cono Sur.
«El objetivo es realizar un concurso con el mismo rigor y estándares de calidad del certamen original Catad’Or Wine Awards y así poner en valor la extraordinaria evolución que se observa a partir de la elaboración de vinos campesinos patrimoniales y de pequeños productores». Pablo Ugarte, Director Ejecutivo Catad’Or Wine Awards.
Desde ya los dejamos invitados a la conferencia de prensa que se realizará el jueves el 2 de noviembre en el Hotel Radisson Petra de Concepción a las 11:30 hrs.
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